La soya es un producto originario de Asia. Se tiene conocimiento de su existencia desde hace más de 5 siglos; se extendió al continente europeo, para posteriormente llegar a América, por lo que podemos considerar su llegada al continente como relativamente contemporánea, ya que ingresó en 1904 a Estados Unidos importada de Manchuria; el primer procesamiento para aprovechamiento comercial de la soya se realizó en 1911.
La semilla de soya, comúnmente conocida como “frijol soya” cobra una singular importancia, sobre todo por su valor proteínico, tanto para uso humano y animal, así como por la enorme variedad de productos comerciales elaborados que se realizan con esta semilla.
Para el caso específico de México, la soya ha progresado bien en el noroeste del país, donde se tiene un ph que varía de 8.0 a 8.5% o bien en suelos de baja fertilidad con aplicación de los fertilizantes adecuados.
El frijol soya es considerado una oleaginosa debido a que tiene un alto contenido de grasa, evaluado en 20%, además de su también alto valor proteínico de 40%, hidratos de carbono en 25%, agua en un 10% y cenizas en 5%. Desde una perspectiva alimentaria y comercial, sus principales componentes son la proteína y la grasa.
Como alimento, la soya se considera como el vegetal que mejor sustituye a la carne, a la leche y al huevo, por ello es un producto que tiene una gran funcionalidad, ya sea en semilla o bien elaborado en sus diversos derivados, lo que hace que tenga una ventaja más que se suma a su alto valor proteínico.
La soya como grano sirve directamente como materia prima para la elaboración de una gran variedad de productos como son la leche de soya, okara (subproducto de la leche), tofu (queso de soya), helado de soya, yogurt de soya, cacahuates de soya, café de soya y una gran diversidad de
productos que se podrían enumerar. Si no se quiere utilizar el frijol directamente, este se puede procesar para la obtención de harina que, de acuerdo a los distintos tratamientos que se les aplique, tienen diversos grados proteínicos: harina integral de soya, harina desgrasada y sémola de soya.
Sin embargo, el empleo de la soya en esta situación, ya sea como frijol o procesada en harina, en realidad tiene una participación muy precaria en el consumo nacional, debido a la falta de una cultura alimentaria adecuada que permita hacer uso de un producto tan equilibrado. De ahí que los productos principales utilizados del frijol soya, tanto a nivel nacional como internacional son el aceite y la pasta de soya. El primero es el principal producto que se extrae de las semillas y se utiliza en un gran número de productos tanto alimentarios como no alimentarios, destacando entre ellos margarinas, mantecas, aceites comestibles, jabones, pinturas, lubricantes, esmaltes y otros más.
Por su parte la pasta residual que se obtiene después de la extracción del aceite, tiene gran demanda en la industria de alimentos balanceados por su gran contenido proteínico.
De entre las oleaginosas, la soya resulta ser la principal semilla que se cultiva en México. Su importancia radica en los siguientes aspectos: